"Honramos a la Santa
Corona que encarna la continuidad constitucional de Hungría y la unidad de la
nación” (del Preámbulo de la Constitución de Hungría)
Su emplazamiento magnífico, en Pest y sobre el Danubio, justo enfrente de la colina de Buda donde se encuentra el Palacio Real, fue elegido como contrapeso arquitectónico y simbólico, para poner de manifiesto que la nación se encaminaba hacia un nuevo destino democrático, en sintonía con las ideas expresadas en los movimientos de 1848.
Su estilo ecléctico –pero con predominio del gótico- le da un cierto carácter atemporal y lo aproxima al Palacio de Westminster (cuna del parlamentarismo). Con la excepción de ocho columnas traídas desde Suecia, para su construcción sólo se utilizaron materiales originarios de Hungría. Además, no se trata de un museo, sino del edificio donde sesionan los legisladores y donde tienen sus despachos oficiales el Primer Ministro y el Presidente de la Nación.
En la sala de sesiones, los escudos de armas de las antiguas posesiones parecen recordarles a los legisladores los riesgos de la guerra y las consecuencias del Tratado del Trianon (por el que Hungría fue obligada a renunciar a dos terceras partes de su territorio).
Pero, en medio de este Palacio que une el pasado con el presente y el futuro del país, nada nos deslumbra tanto como la Santa Corona, expuesta en la sala de la cúpula y envuelta en sugestivos misterios (¿Cuándo fue creada? ¿A qué se debe la inclinación de la cruz que está sobre ella?). En los años de la monarquía se le adjudicaba una eficacia absoluta: no era posible ser Rey de Hungría sin haber sido coronado con ella. La Constitución republicana vigente le reconoce en su Preámbulo un rol de privilegio en la construcción de la nación. Desde su elegante brillo la corona ilumina todos los rincones de la historia de Hungría. Al verla, no puedo evitar un sentimiento de tranquilidad y satisfacción por encima de toda lógica. Estoy convencido: mientras la Santa Corona esté allí, a buen resguardo y honrada por su pueblo, Hungría seguirá existiendo.
Como se llama el Palacio
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